El Marmitako de bonito recibe su nombre por la marmita, el único utensilio que se llevaba para cocinar a bordo de la barcaza. Este plato es el clásico guiso de pescado y patata. El secreto está en qué lo bonito se vaya haciendo con el calor del caldo, para que quede más jugoso y no quede reseco.
Para hacer este plato utilizamos: 1kg de Bonito (cortado a dados), 5 patatas, 1 cebolla, 2 pimientos, 1 zanahoria, 2 grillos de ajo, 1l caldo de pescado, 200 ml de vino blanco. pimienta roja, 1 bicho, 30g de salsa de tomate y laurel.
Para hacer el sofrito, empezamos picando una cebolla, un pimiento y un ajo, añadiendo un poco de aceite en una cazuela grande para que nos permita remover los ingredientes. Bajamos el fuego al mínimo, y añadimos la zanahoria, un poco de pimiento picante en especias y el bicho y lo removemos bien, añadimos también el vino blanco, y vamos a dejando que se evapore el alcohol.
Pelamos las patatas y las cortamos a trozos, rompiéndolas con un cuchillo para que suelten más fécula y así el caldo sea más espeso. Añadimos las patatas al guiso, junto con una punta de pimiento rojo en polvo, y un poco de sal. Subimos el fuego y añadimos el caldo, el laurel y dos cucharas de tomate frito, y removemos un poco. Una vez que el caldo empiece a hervir, bajamos de nuevo el fuego al mínimo y dejamos durante unos treinta minutos, hasta que las patatas casi se deshagan.
Aprovechamos para repasar los tacos de bonito, cortándolos a trozos de bocado. Pasados unos treinta minutos, añadimos el bonito a la cazuela, apagamos el fuego y dejamos que los cortes de bonito se vayan haciendo con el calor residual. Servimos después de cinco minutos de reposo.
Para acompañar este plato he abierto una botella de vino tinto, una botella de Mas Mallola 2017 de la Bodega Marco Abella (DOCa Priorat). Un vino de finca, puesto que solo se elabora con uvas autóctonas de garnacha (70%) y cariñena (30%). Es un vino con un carácter muy marcado, con aromas intensos y maduros, predominan las notas de soto bosque (setas, musgo y los frutos de bosque como los arándanos y las moras), notas minerales de grafito y ligeras notas balsámicas de hierbas del mediterráneo (tomillo, romero , hinojo), un fondo yodado, con un final de especias dulces como el clavo y el cardamomo que le otorgan una sensación de frescor. En boca es elegante y sorprendente, con un paso ancho y persistente, de taninos abundantes y aterciopelados, con un final sedoso y muy fresco.